lunes, 19 de noviembre de 2007

¿Qué es primero, el huevo o la gallina?



Ignacio me pregunta: Tío, ¿qué es primero? ¿el huevo o la gallina?
"Es una trampa lógica", le respondo casi por reflejo. Y luego frunce el ceño, desconcertado, cuando divago en voz alta diciendo "quizás sea el dinosaurio... ¿no se supone que los dinosaurios evolucionaron en aves? tal vez fue un dinosaurio el que puso el huevo del que salió la primera gallina"

Me doy cuenta que mis palabras no lo convencen. Y me quedo pensando en por qué. Quizás Parménides, aquél pilar del pensamiento filosófico tradicional, está incrustado en nuestro pensamiento aunque no podamos distinguirlo.

Parménides es el defensor de lo que permanece. Acérrimo enemigo del cambio, de la transformación. Del devenir. Parménides llega a sostener que si experimentamos el cambio, si lo percibimos, es por que el mundo que los sentidos nos entregan es falso. Creer que la esencia de las cosas (aquello que hace que las cosas sean lo que son) está en permanente cambio, y que nunca podamos decir que es el mismo, es una aberrante contradicción al pensamiento. Y para rematar, afirma que el mundo no puede ser distinto a la razón, y que por lo tanto, si mis sentiodos me muestran cosas distintas a las que mi intelecto puede acceder, entonces ese mundo que me entregan mis sentidos es falso.


¿en qué consiste la trampa de la pregunta sobre el huevo y la gallina? pues creo que juega con esa resistencia a aceptar el constante cambio de las cosas, y el consecuente convencimiento que las cosas se mantienen como son. Las gallinas no han sido ETERNAMENTE gallinas. Antes fueron otra cosa. Siempre son otra cosa, otro ser, constantemente diferentes. Sólo la razón necesita creer que son lo mismo, para poder referirse a ellas, para poder nombrarlas, pero la gallina, el huevo, Ignacio y yo, somos siempre distintos. Claramente luego de la pregunta de Ignacio, yo he cambiado. Y todo ha cambiado, y el que estos cambios no resulten evidentes no quiere decir que no sean realesSiempre me intrigó esa resistencia a aceptar el cambio. Ese miedo a dejar entrar a la alteridad. Luego pensé ¿qué pasa cuando la alteridad triunfa por completo? y lo comprendí: sobreviene la muerte. El viejo y humano miedo a la muerte. Quizás suponer que los dinosaurios no se extinguieron sino que evolucionaron sea negarles la completa alteridad, y darles piadosamente una transformación, más aceptables que la escalofriante extinción.

En cualquier caso, gracias Ignacio.

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